Los adivinos galos Vat y el origen del Vaticano

La sede de la iglesia católica, que actualmente está establecida en la colina vaticana de Roma, donde se encuentra la Basílica de San Pedro, recibe de este topónimo el término por el que se la conoce. Sin embargo, se ignora exactamente porque la colina vaticana lleva ese nombre. Algunos expertos atribuyen el topónimo a una incierta diosa etrusca llamada Vatica o Vatika, de la que no se tienen demasiados datos, y que habría tenido su templo en ese lugar. Pero mediante el análisis de los lexemas se concluye que, muy probablemente, tanto el nombre de la colina como el de la diosa relacionan con la figura poco conocida de los vates galos. 

La colina, y seguramente el templo consagrado a la diosa, de existir, habrían sido, en algún momento, el punto de encuentro de estos magos o adivinos galos. El lugar donde debían de realizar sus augurios y rituales, quizá con sacrificios de animales y de seres humanos. El hecho que, posteriormente, la iglesia católica haya decidido situar su sede precisamente en este punto geográfico, donde además encontramos una zona de cementerios, no deja de tener cierto interés. Echemos un vistazo:


Los vates galos según Estrabón

La estructura sacerdotal del pueblo de los celtas fué explicada por Estrabón en su Geografía, en el volumen IV, donde se dice lo siguiente:

Entre todos los pueblos galos sin excepción se encuentran tres clases de hombres que son objeto de honores extraordinarios: los bardos, los vates y los druidas. Los bardos, también llamados cantores sagrados, los vates también conocidos como adivinos, que presiden los sacrificios e interrogan a la naturaleza y, finalmente, los druidas, los cuales, independientemente de la fisiología natural, profesan la ética y la filosofía moral.

Estos últimos son considerados los más justos de los hombres y es a ellos, en virtud de esta consideración, que se les confía el arbitraje de los litigios, tanto privados como públicos. Antiguamente, las mismas causas de guerra eran sometidas a su examen y se les ha visto detener las partes beligerantes cuando ya estaban a punto de llegar a las manos. Sin embargo, lo que les pertenece de manera especial es el juicio de los crímenes de asesinato, y cabe destacar que, cuando abundan las condenas por este género de crimen, ven en ello un signo de abundancia y de fertilidad para el país.

Tal como la define Estrabón, ésta debía ser la estructura sacerdotal de los galos catalanes (más conocidos por su nombre en latín catalauni) que, como hemos visto en otros artículos, encontramos citados en ocho fuentes romanas y bizantinas (ver otros artículos sobre los galos catalanes). En este artículo analizaremos con detalle a estos vates galos.

[Imagen superior: Ritual galo o celta, con inmersión. Detalle del caldero de Gundestrup, datado aproximadamente del siglo I aC. Nationalmuseet, Copenhagen.]


Los vates, el hado y las hadas

Los vates galos eran los encargados de hacer los vaticinios (vat-icinios). Estrabón nos explica que estos vates gozaban de un especial respeto y veneración entre todos los pueblos galos. Eran poetas, videntes y profetas. El vate se ocupaba del culto, de la adivinación y de la medicina, y algunas veces realizaba los sacrificios (incluyendo los sacrificios humanos), bajo la dirección de los druidas. Aunque solían ser hombres, algunas mujeres (como las galisenas) también ejercían estas funciones. 

Sin embargo, de donde procede el término vate? Los expertos en lengua irlandesa nos dicen que en este idioma existe el concepto fáith o fáid, que relacionaria con una supuesta palabra proto-celta que se puede reconstruir como wātis. En irlandés, fáith o fáid significa profeta, vidente. El término fáth significa profecía. En latín, nos dicen que eran conocidos como vatis. En la supuesta lengua gala, serian uati o vati, que​ deberia significar "vidente", "adivino", "profeta" u "oráculo". Se corresponde con la palabra galesa gwawd. ​

Sin embargo, otra explicación para el origen de este término de vate lo encontramos al lexema occitano-catalán fat, que significa "hado". La lengua de los galos catalauni, o de los occitanos de la Galia, podia muy bien ser el proto-catalán-occitano. Según este punto de vista, el lexema catalán fat pasaría a ser también vat, dado que la F y la V se intercambian a menudo en las transcripciones de las fuentes orales. 

Un buen ejemplo de este fenomeno es el término latino faticinus, que significa vaticinio. Este término latino todavía conserva la forma original derivada de fat, y no de vat. Igualmente, el término latino faticanus también la conserva, para referirse al oficio de quien predice el devenir, es decir, el vaticinador o augur. Después volveremos a hablar sobre estos términos.

Hay que tener en cuenta que la palabra catalana fat se define como hado en castellano, es decir como "una fuerza impersonal, a menudo divinizada, que en la antigüedad expresaba la ineluctabilidad del futuro, ya sea cósmico o, más a menudo, histórico o personal". Así, aunque el lexema catalán fet, que se traduce por "hecho" en castellano, tan similar, relaciona con el pasado, el fat (o hado), en cambio, lo hace con el futuro.

Sin embargo, constatamos que, a pesar que la lengua catalana conserva toda la significación del lexema fat, no parece haber retenido el concepto referido a quien ejercita este hado, aunque sí su forma femenina. Es decir, en catalán no existe la palabra vat o fat para definir un adivino, pero sí en cambio, existe su femenino, la palabra fada (hada).

Además, sí que existe en catalán el sinónimo fetiller (hechicero) o fetillera (hechicera), que también relaciona con fat, y que más bien debería escribirse fatiller i fatillera. El fetiller es la persona que asegura tener poderes mágicos y los invoca recitando palabras o hechizos. Además, una fetilla (hechizo), en catalán, es una actividad basada en creencias mágicas, en el poder de las palabras para invocar a los poderes sobrenaturales, es decir, una invocación o un hechizo. De manera similar, un fada (hada) es un ser fantástico representado bajo la figura de una mujer a la que se le atribuye hechicerías e influencias buenas o malas por arte mágico.

De igual manera, esta figura del vat galo relaciona también con los actuales chamanes, que todavía encontramos hoy en día en África, América y Oceanía, debido a que, además de videntes, también eran curanderos. El hecho que antiguamente se creyera que las enfermedades provenían de la interacción de los mortales con los dioses y con los espíritus otorga a estos personajes un poder de intermediario sanador.

Por tanto, los vats o fats son el masculino de las fadas (hadas) de la tradición catalana. Es decir, los magos y las magas, adivinos y adivinas, augures y augures, brujos y brujas, hechiceros y hechiceras.

Fat, en catalán, también indica falto de sal, soso. Quizás debido a que los vats y las hadas seguían un determinado régimen alimentario, más bien frugal o insípido en comparación con lo habitual en la sociedad en la que vivían.

Además, las palabras catalanas fatal (fatal), fatalitat (fatalidad) o fatídic (fatídico) también derivan del lexema catalán fat. El primero de los términos, fatal, define lo que debe ocurrir inevitablemente, fijado por el fat (hado). Pero también tiene connotaciones negativas, aludiendo a la destrucción, la ruina, la muerte o algo calamitoso y de graves consecuencias.


El vate galo y el Vaticano.

Si el vate galo, ya fuera hombre o mujer, era el adivino o mago que hacía los vaticinios y los sacrificios, muy probablemente esta figura devia relacionar, por similitud terminológica, con la colina Vaticana, que claramente deriva del lexema vat. Por lo tanto, podriamos pensar que la colina vaticana quizás debía ser el lugar donde, antiguamente, los vates galos realizaban sus augurios y sus sacrificios. Es decir, sus rituales de vaticinio.

Ya hemos visto antes que la palabra latina faticini significa oráculo y hemos propuesto que deriva del lexema catalán fat (hado). Y también hemos visto que faticanus, en latín, define el oficio de quien se dedica a hacer vaticinios y oráculos. Parecería, por tanto, que fruto del intercambio de la F por la V, faticanus pasó a ser vaticanus, es decir, un oráculo, el punto de reunión o templo de los vates galos donde tenían lugar los vaticinios o augurios. Es decir, la colina vaticana.


[Actual basílica de San Pedro del Vaticano, en la colina vaticana de Roma.]

De estas colinas vaticanas devia haber por todo el imperio galo, es decir, por toda Europa. Tantos como vates o adivinos galos existian. Y sabemos que los galos controlaron toda Europa. Sin embargo, hay una colina vaticana que se ha convertido en célebre, dado que hoy es el lugar donde encontramos la sede de la iglesia cristiana católica y romana, con su basílica de San Pedro del Vaticano.


Pero, ¿cuando llegaron los vates galos a Roma?

No todo el mundo sabe que los galos invadieron Roma después de ganar la batalla de Alia, que se llama así por haberse producido cerca del río con el mismo nombre, y que acabó con una derrota del ejército romano. El descalabro llevó al posterior saqueo y control de la ciudad eterna por parte de los galos. Según las versiones, los hechos pudieron ocurrir en el año 390 a. C. o en el 387 a. Estos galos son los que debían instaurar la costumbre u oficio de los vaticinios en la colina vaticana de la antigua Roma. Y debían de instaurar el oráculo, que quizás tenía un antiguo templo, hoy ya desaparecido o que todavía permanece desconocido.

Y, como hemos dicho, es en la colina vaticana romana donde también se ha acabado construyendo, muchos años después, la sede moderna de la iglesia principal católica, seguramente por constituir éste el punto de reunión de los vates galos.

Sin embargo, según las escrituras cristianas, la elección del lugar radica en el hecho que fué el escenario donde se ejecutó a San Pedro, boca abajo. Y recordemos, además, que en los textos sagrados, Jesús le dice al apóstol Pedro, ejerciendo sus capacidades de vaticinio, que él será la piedra donde se edificará su iglesia. En cualquier caso, efectivamente, se sabe que las colinas vaticanas fueron el lugar histórico donde se realizaban los sacrificios sagrados de Roma, que a veces eran sacrificios humanos. Tanto es así, que los antiguos cronistas certifican que había un cementerio justo en este punto y que estos parajes vaticanos se relacionaban en las creencias populares con la muerte, con el infierno y con el inframundo.


[Imagen del monte vaticano de Roma hacia el 1519, al oeste del río Tíber.]


Por tanto, la Basílica de San Pedro permanece construida sobre un cementerio vaticano de origen galo, y a posteriori, acabó siendo el lugar de la supuesta tumba de San Pedro. Había, además, otro cementerio en los alrededores, el cual fue reabierto al público el 10 de octubre de 2006, para conmemorar el quinto centenario de los Museos Vaticanos.

Hay que tener en cuenta, que antes del Papado de Aviñón (1305-1378), la Santa Sede estaba en la basílica de San Juan Letrán. Fue después del papado de Aviñón que la administración de la Iglesia se trasladó a la colina Vaticana. El Palacio Papal, por su parte, fue hasta 1871 el palacio del Quirinal. Y será a partir de 1929 que la colina del Vaticano ya pasa a ser el lugar de la jefatura de la Ciudad del Vaticano.


Las diosas Bat y Vatica

Los antiguos romanos tenían diversas opiniones sobre el origen de la palabra Vaticano. El historiador Marc Terenci Varró (siglo I aC) conectó la palabra con un Deus Vaticanus o Vagitanus, una deidad romana que se creia que dotaba a los niños de la capacidad de hablar, demostrada por su primer gemido, que recibe el nombre de vagitus en latín. La explicación de Varró nos parece bastante forzada, puesto que la palabra vaticanus no relaciona con vagitus.

Otros investigadores proponen que la palabra vaticano se aplica a la colina porque era consagrado a una incierta y poco conocida diosa Vatica o Vatika, supuestamente de origen etrusco. En este sentido, algunos expertos aseguran que en la colina vaticana había un templo dedicado a esta diosa lunar y que era una divinidad del inframundo y de la muerte, lo que encaja con el cementerio que allí se encuentra.

Nosaltres sospitem que aquesta deessa Vatica, si es deia exactament així, en cas d'existir, havia de relacionar amb el lexema català vat o fat, atès que el terme Vatica relaciona amb els vats gals i deriva del lexema català vat. Per tant, en tot cas, seria una personificació o divinització  creada a partir de la funció vaticinadora dels vats. 

Però es más lógio pensar que esta diosa Vatica, si así se llamaba, en caso de existir, habría relacionado con el lexema catalán vat o fat, dado que el término Vatica deriva relaciona con el vate y proviene del lexema vat. Por lo tanto, a nuestro entender, en todo caso sería una personificación o divinización creada a partir de la función vaticinadora de los vates galos.


Otra divinidad que parece relacionar con los vates galos seria la diosa egipcia llamada Bat (o Vat), que los estudiosos nos aseguran que es mucho más antigua, y que podría ser el origen del lexema vat catalán y del oficio de los vaticinadores galos. Además. los expertos egiptólogos nos informan que el nombre de la diosa puede derivar de la palabra egipcia ba, complementada con el sufijo femenino 't. El ba de una persona, según la mitología egipcia, equivale a su personalidad o emanación y, a menudo, se traduce como alma.

Quizás se creía que esta diosa lunar egipcia Bat tenía la capacidad de propiciar el contacto con las almas a las sacerdotisas a ella consagradas. Curiosamente, tanto la diosa Bat egipcia como la diosa Vatica etrusca son representadas con cuernos y orejas bovinas, si bien muestran algunas diferencias. En el caso de Bat, la vemos sincretizada con la diosa lunar egipcia Hathor, siempre representada como una vaca. Y mientras que a Hathor y Bat las vemos representadas con los cuernos enroscados hacia el interior, en el caso de Vatica, los cuernos apuntan hacia el exterior. Fijémonos que, a menudo, también los chamanes actuales se ponen sombreros con cuernos para hacer sus rituales sanatorios, mediante el contacto con los espíritus, o sus augurios y vaticinios con la ayuda de los dioses.


[La deessa egípcia Bat, tal i com és representada a la paleta de Narmer (c. 3200–3100 aC)].

De nuevo, el hecho de encontrarnos con que Bat o Vatica representan a una diosa en las diversas mitologías, parece indicarnos que su sacerdocio era femenino. Es decir, que quizás las vaticinadoras originales debían de ser hadas, tal y como encontramos en la lengua catalana, donde la palabra fada (hada) i el termino fetillera (hechicera), ambas relacionadas con fat (hado), permanecen vivas.


[Suposada representació de la deessa Vatica o Vatika pre-romana o d'una de les seves sacerdotesses.]


En todo caso, tanto la diosa egipcia Bat como la etrusca Vatica, son diosas lunares relacionadas con la maternidad y la fertilidad. Todas las diosas lunares, o madres celestiales, tienen la capacidad bipolar de generar tanto la vida como la muerte, de ahí que se las relacione con la fertilidad, los nacimientos y la medicina y también, paradójicamente, con la muerte y el inframundo. También por este motivo se entiende que se vincule a esta diosa con el vaticinio y con la lectura del futuro, dado que los antiguos creían que los dioses astrales controlan el paso del tiempo. 


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