Los vascos son los gascones y su lengua histórica es el occitano-catalán


En general, tendemos a confundir a los vascos con los euskaldunes y suele pensarse que son lo mismo, cuando en realidad son dos comunidades culturales muy diferentes que conviven en un mismo territorio. Esta confusión, además, ha sido atizada por las propias autoridades del País Vasco peninsular. Tendemos a pensar que la lengua vasca es el euskara (o euskera), cuando en realidad no es así. El euskara es la lengua de los euskaldunes, es decir, de los que hablan euskara, que es lo que significa esta palabra, y el vasco es el gascón o vascón, es decir, el catalán-occitano. Ahora lo veremos con más detalle.

 [Imagen superior: Fragmento de un mapa de la Gasconha, Gascuña o Vascónia]


El vasco es el gascón, es decir, una variante dialectal del occitano-catalán.

Entendemos por el término gascón todo lo relativo al territorio de la Gascuña. Además, el gascón refiere a una de las variantes más occidentales de la lengua catalano-occitana. Nos dicen que el occitano y el catalán tienen el mismo origen y son lenguas hermanas, pero la realidad es que son la misma lengua, con sus numerosas variantes dialectales y que, históricamente, al occitano o a la lengua de Oc siempre se la ha llamada catalana, al igual que a los habitantes de la Gascuña se les conocía antiguamente como catalanes. Algunos testimonios históricos así nos lo confirman:

Por ejemplo, el linguista y gramático del siglo XVI dC, Bartholome Gravio, nos explica, en su Gramática de la lengua vulgar de España (1559), la evidente identidad entre el catalán, el provenzal y el limosín de la Gascuña, de donde el assegura que proviene la lengua catalana:

"La tercera es la lengua catalana; esta es verdaderamente francesa y trahe su origen de la provincia de Gascoña, de la mui antigua ciudad de Limojes: hablase en ella en los reinos de Cataluña, de Valencia, Mallorca, Menorca, Iviça, Cerdeña, i aun en Napoles."

[Escudos de la Gascuña o Gasconha o Vascónia histórica].


Por su parte, el trovador Albert de Sisteron (1194 -1221 dC), nacido en Gap, Provenza, también nos confirma con sus propias palabras, que Cataluña y la Gascuña son la misma nación, tal y como recoge Manuel de Montoliu en su estudio La Llengua catalana i els trobadors (1957):

"Monjes, digan, según su saber, los catalanes o los franceses, ¿cuáles valen más? Y pongan de la parte de aquí [como catalanes] Gascuña y Provenza y Lemosín, Auvernia y Viena; y de la parte de allí [como franceses] la tierra de los dos reyes [francos]".

También el abogado, religioso e historiador del Rosellón, Andreu Bosch, en su obra titulada Summari, Index, o epitome dels admirables, y nobilissims titols de honor de Cathalunya, Rossello, y Cerdanya. etc(1628) nos informa claramente que los aquitanos de Limoges eran llamados y conocidos como cathalans:

"Pasó esta lengua [en referencia a la lengua catalana] a Cathalunya con los ejercidos de los Reyes de Francia, formados por Alemanes, Franceses y Aquitánicos de la parte que eran dichos Cathalanes, que era dicha Provincia de Limoges, con mezcla de los antiguos Españoles que avian huido de los Moros".

Por lo tanto. como demuestran los testimonios históricos y los eruditos antiguos, Cataluña y Gascuña, al igual que el resto de lo que actualmente llamamos Occitania, son la misma nación cultural y lingüística. Y esta nación de ambos lados de los Pirineos ha tenido una unidad política continuada a lo largo de los siglos. Tanto es así, que algunos historiadores, como hemos visto, aseguran que la Gascuña, y más concretamente la zona de Limoges, que en otros tiempos pertenecía a la Gascuña, es donde es necesario encontrar el origen histórico de la lengua catalana. Es decir, que el gascón sería la expresión más primigenia de la lengua catalana.


La Gascuña o Gasconha es la Vascónia.

Una vez entendido que el catalán y el gascón son la misma lengua y que los gascones son occitanos-catalanes, es necesario comprender que la Gascuña (o Gasconha) es en realidad la Vascónia y que, por tanto, el gascón catalán también es el vascón o la lengua vasca. Y no hay que confundir aquí, como hemos dicho anteriormente, al vasco con el euskera o euskara, que es una lengua completamente diferente al catalán, como todos sabemos, y que es la propia de los euskaldunes, una minoría lingüística del territorio de la Vascónia o Gascuña.

Para entender esta maraña de denominaciones, hay que tener en cuenta el simple hecho de que Gascuña, en latín se traduce como Vascónia. Y quizás de ahí proviene la confusión y el intercambio que se ha producido entre la V de Vasconia y la G de Gasconha o Gascuña.

[Mapa de la Gasconha, Gascuña o Vascónia]

Podemos observar esta equivalencia, de hecho, en el hecho que catalanes, euskeras y españoles dicen Golfo de Biscaia, Bizkaia o Vizcaya, respectivamente, al mismo punto geográfico que los occitanos gascones y los franceses llaman Golf de Gasconha o Gascogne, respectivamente. En realidad, todos están hablando del mismo topónimo, és decir, del golfo que comparten los vascos o gascones, dado que Vizcaya o Vascónia pasan a ser Gasconha o Gascuña más allá de los Pirineos. Detectamos aquí también, por lo tanto, el cambio de la V por una G para designar la misma palabra.

Una transacción similar la vemos en el caso del topónimo Wales, en galés Welch, que los catalanes, franceses y españoles llaman Gal·les, Galles y Gales respectivamente. Aquí una W ha mutado en una G.

En todo caso, se viene aceptando por los académicos y expertos actuales que el nombre de Gascuña proviene de los vascones o gascones, que hacia el 560 d. C. se expandieron de sus tierras originales a la zona de la Galia occidental donde, con el tiempo, se constituyó el Ducado de Gascuña, que en 781 dC fue añadido al Reino de Aquitánia.


[Algunos diccionarios explican que Gascuña en latín se llama Vascónia, en este caso el Diccionario popular: historico, geographico, mythologico, biographico, artistico, bibliographico e litterario(Volúmenes 5-6)]

Igualmente, en la denominación de este Ducado de Vascónia encontramos este juego entre la B, la V y la G. Así, mientras en catalán lo escriben con B (Ducat de Bascònia), pasará a ser el Ducado de Vascónia en español, con V, y en euskera le llaman Baskoniako dukerria, con B. En cambio, en francés es el Duché de Gascogne, con G, al igual que también lo transcriben, con absoluta indiferencia, como Duché de Vasconie, por entender que Gascogne y Vasconie son el mismo término. En occitano será el Ducado de Gasconha, también con G. Y lo encontramos transcrito en latín como Dux Vasconiæ o Wasconiæ, según las fuentes de la época.


Los romanos nos hablan de la Vascónia.

Un significado inicial del término Vascónia podría ser el que le dio el cronista romano-véneto Tito Livio (59 a. C.-17 a. C.) para designar de este modo, en lengua latina, al pueblo que habitaba la zona de la Hispania Tarraconensis, comprendida entre los territorios peninsulares de la actual Navarra y las zonas fronterizas del actual Aragón y de la actual Guipúzcoa, además de otra zona amplia que abarcaría la actual Rioja hasta el valle del Ebro, desde el actual Alfaro (supuesta Graccurris) hasta cerca del río Leza:

"...dimissis eis ipse profectus per Vasconum agrum ducte exercitu in confinio Beronum posuit castra..."

Traducción: "...después de llevar (Sertorio) su ejército a través del territorio de los vascones, instaló su campamento en una zona confrontada con los berones...'. 

(Tito Livio. História de Roma, XXXIII. Fragmento XCI, Libro XLV)

Tito Livio explica cómo, después de remontar el río Ebro y la civitas de Calagurris Nasica (actual Calahorra), se atraviesa el territorio llano de los vascones o Vasconum agrum, hasta los límites de sus vecinos inmediatos, los berones.

Vascónia, en tiempos de los romanos, no representaba una entidad política-administrativa y la mayoría de sus pobladores permanecían todavía en un desarrollo social de tipo tribal. Sin embargo, estaba integrada en el sistema político y administrativo del Imperio romano.

Posteriormente, el término Vascónia se empleó también para designar los territorios relacionados con el merovingio Ducado de Vasconia, evolucionando en este caso al término Wasconia y, más tarde, a Gascuña.

[Restos de un supuesto poblado romano en Forua, Vizcaya]

El vocablo Vascónia, propiamente dicho, se encuentra por primera vez en el año 394 dC, en una carta de Paulino de Nola a Ausonio, un milenio y medio antes de que se difundiera el neologismo País Vasco, que en castellano aparece por primera vez en 1818. Anteriormente, y como ya hemos visto, los historiadores clásicos, como Tito Livio, Plínio, Estrabón o Ptolomeo, se habían referido como "el territorio de los vascones", en el que diferenciaban el Vasconum saltus y el Vasconum agrum. Esta denominación, entre el siglo II a. C. y el siglo I a. C. se extendió a la totalidad del territorio que ocupa la actual provincia de Navarra, el noroeste de Aragón, una franja de Guipúzcoa y el norte de La Rioja.

En la historiografía contemporánea, durante el período visigodo y franco, el historiador galo-romano Gregorio de Tors (538 - 594 dC) ya utilizó la variante Wasconia para designar los territorios de la vertiente norte de los Pirineos, que en una evolución medieval del nombre dio lugar al término Gascuña. En el mapamundi de San Severo, en la misma Gascuña, a inicios del siglo XI, figura el término Wasconia, que se extiende en un territorio delimitado por Aquitania, Gallicia y Lusitania. El término Francia, en este mapa mundi, queda situado mucho más al norte, detrás de la Gallia Lugdunense y la Gallia Belgica.


¿Qué lengua hablaban los vascones que citan los romanos: el euskera o el gascón?

Una de las controversias más curiosas que nos encontramos en este punto es tener que determinar qué lengua hablaban los vascones que citan a los romanos en sus crónicas, dado que el nombre vascón y el término gascón ya hemos visto que son equivalentes en todo.

Aquí se abren dos posibilidades: la primera sería que los vascones que citan a los romanos hablaran gascón, es decir, catalán-occitano. La segunda posibilidad sería que los vascones que citan a los romanos hablaban euskera y no gascón.

1- La primera posibilidad implica que esta lengua gascona occitano-catalana fuera romana o pre-romana y mucho más antigua de lo que ahora se cree. Y, en este caso, sería previa al latín, al cual habría originado en tiempos pretéritos. Otra opción sería que el gascón occitano derivase del latín pero, en este caso, ya se habría constituido necesariamente como lengua vascona o gascona antes de que las crónicas romanas que citan a los vascos fueran escritas.

2- La segunda posibilidad implica que, en un primer momento, esta lengua euskera fuera llamada vascón por los romanos, y que posteriormente, en la edad media, se habría introducido el occitano en sus territorios de la Gascuña gala y peninsular y la nueva lengua habría pasado a adquirir el nombre de la antigua, cambiando la B por la G, de vascón a gascón.

La mayoría de expertos universitarios, en cambio, han resuelto el lío considerando que los vascones de los romanos hablaban euskera. Es decir, se ha decantado por la segunda opción. Pero no tienen ninguna prueba y no nos resuelven el enigma de por qué se llama actualmente gascón al catalán-occitano y no al euskera.

En cualquier caso, la mayoría de expertos de la academia no ven posible aceptar que el occitano-catalán sea una lengua pre-romana, dado que todo el relato histórico académico parte de la base de que las lenguas que llaman románicas, entre las que se incluye al catalán-occitano, deben provenir del latín.

Sin embargo, ya es conocido que esta teoría del origen latino de las lenguas románicas ha sido suficientemente contestada y cuestionada por otros especialistas académicos, como los lingüistas franceses Yves Cortez y Danielle Corbin o la filóloga catalana Carme Jiménez Huertas. Pese a la visceral oposición que estos investigadores han sufrido por parte de la propia universidad, sus trabajos están disponibles y son públicos y cada día ganan más adeptos, debido a que algunas evidencias les van dando la razón.

Nosotros consideramos que este tema de los vascones romanos es una prueba más en esta dirección. Creemos que el gascón catalán-occitano, y no el latín, es la lengua madre que ha dado origen a lo que ahora llamamos lenguas románicas y que era la lengua hablada en la romania, en general. Una de las maneras de mencionar antiguamente al catalán-occitano era la denominación de romance o romanesco, dado que debió de ser la lengua hablada por el pueblo de Roma.

[El catedrático y linguísta alemán Martin Haase].

El occitano-catalán ha influido en la formación del euskera, según el catedrático alemán Martin Haase.

Otro dato interesante en el mismo sentido es el que aportan las últimas investigaciones en lingüística. Éstas, lejos de confirmar el mito de que el euskara es una lengua aislada, que se habría formado sin ningún contacto con las lenguas vecinas, ha acabado demostrando que, precisamente, es una lengua relacionada y suficientemente influida por el occitano-catalán- gascón.

Hasta ahora, salvo algunos neologismos modernos del inglés y del español, se había considerado que el euskara no ha tenido influencia conocida de otras lenguas en su formación. Sin embargo, el profesor y catedrático de lingüística románica de la Universidad de Bamberg, el alemán Martin Haase, ha revolucionado la lingüística después de demostrar que el gascón influyó directamente en la formación del euskera. El fenómeno es completamente lógico si se entiende que el euskera siempre ha sido la lengua minoritaria de la Vascónia o Gascuña, mientras que la lengua mayoritaria era el gascón occitano.

El goteo de pruebas que ha ido encontrando el lingüista germánico le ha llevado a romper el silencio en torno al tabú académico que presentaba el euskera como una lengua aislada en su formación. Un ejemplo que aporta el estudioso es la entonación en la segunda sílaba de algunas palabras en euskera que, según Haase, sólo puede explicarse si se tiene en cuenta la influencia del gascón. A finales de 1980, el lingüista desarrolló su investigación y acabó defendiendo su tesis doctoral en la que se afirma que el gascón occitano ha sido como una esclusa que ha introducido muchas palabras en el euskara.

La posible convivencia de estas dos lenguas desde tiempos ancestrales, por lo tanto, queda planteada como hipótesis por los nuevos hallazgos. Y más si se parte de planteamientos alternativos a los asumidos por la mayoría de especialistas, como los defendidos por el lingüista francés Yves Cortez, desde el 2007, en su libro Le français ne vient pas du latin! Essai sur une aberration linguístique o, más actualmente, por la lingüista catalana Carme Jiménez Huertas, con su estudio No venimos del latín (2013), donde se pone en cuestión que el latín haya sido la lengua madre de las hablas que designamos como románicas.


Algunas pruebas documentales históricas del uso del catalán por parte de los vascos peninsulares.

El investigador catalán Manel Capdevila, en su reciente y recomendable conferencia titulada El gascón-borgoñón-catalán fue la lengua universal en Europa durante los siglos, XIII, XIV y XV, nos descubre un documento muy indicativo del uso de la lengua gascona por parte de los vascos de Bayona y Bermeo en el año 1317 d.C.

Se trata de una carta escrita en occitano gascón que los jurados de Bayona hacen llegar al rey de Inglaterra, Eduardo II, donde se le pide que anule las cartas de marca contra los vizcaínos. Este texto se puede consultar completo en el estudio titulado La marina de Castilla desde su origen y pugna con la de Inglaterra hasta la refundición en la Armada española, de Cesáreo Fernández Duro, publicado en 1894 (imagen siguiente).



Un poco anterior a este texto tenemos el convenio de unión de las cuatro poblaciones de Pamplona, que viene a ser el acta fundacional de esta ciudad, del 1304 d.C, que el investigador Manel Capdevila nos descubre que está escrito, directamente , en catalán antiguo.

Esta acta, redactada por Johan Cofier en el Borc de Sant Cerni, en Navarra mismo, va dirigida al rey Teobaldo I, Conde de Champaña, Conde de Brie y Rey de Navarra. El texto completo se puede consultar en la recopilación tipulada Del orígen y autoridad legal del fuero general de Navarra, de Pablo Ilarregui, de 1869 (imagen siguiente).






En próximos artículos iremos aportando más datos sobre este tema.


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