La historiografía oficialista que ha tratado el tema de los orígenes del Reino de Murcia asegura que hasta la conquista de Alfonso X de Castilla la insignia del incipiente territorio era una curiosa bandera amarilla con dos rangos rojos (imagen superior). Ahora bien, ninguno de los "expertos" explica de dónde sale este estandarte, que parece ser que surge como por arte de magia. Un pequeño detalle que, al parecer, no ha interesado resolver a ningún historiador.
Evidentemente, esta bandera no es otra que la bandera catalano-aragonesa, dado que los reyes de esta confederación conquistaron varias veces el territorio del Reino de Murcia que, además, se sabe que fue repoblado de valencianos, mallorquines y catalanes en varias oleadas. Tanto es así, que en el Reino de Murcia se habló catalán desde 1266 hasta el siglo XV. Es decir, durante cerca de tres siglos.
En este artículo analizaremos con cierto detalle la evolución que sufrió la bandera del Reino de Murcia y su conquista i repoblación.
Evidentemente, esta bandera no es otra que la bandera catalano-aragonesa, dado que los reyes de esta confederación conquistaron varias veces el territorio del Reino de Murcia que, además, se sabe que fue repoblado de valencianos, mallorquines y catalanes en varias oleadas. Tanto es así, que en el Reino de Murcia se habló catalán desde 1266 hasta el siglo XV. Es decir, durante cerca de tres siglos.
En este artículo analizaremos con cierto detalle la evolución que sufrió la bandera del Reino de Murcia y su conquista i repoblación.
El cartógrafo mallorquín Angelí Dolcet nos detalla la primera bandera del Reino de Murcia
La primera representación que existe de la bandera atribuida al Reino de Murcia procede del mapa del cartógrafo mallorquín Angelí Dolcet, fechado en agosto de 1339. Dolcet es autor de las más antiguas cartas portulanas de la llamada "Escuela Mallorquina". Y esta carta, concretamente, es la primera conocida de las creadas en Mallorca. Además, es la primera en la que figura una bandera en la zona de Murcia. En las siguientes imágenes se puede ver el detalle de la bandera en cuestión, rodeada en color amarillo.
El caso es que ésta ya será la bandera definitiva del Reino de Murcia que, como vemos, ha perdido ya todo rastro de la bandera catalano-aragonesa inicial. Una parte de la historia gráfica y heráldica del Reino de Murcia ha quedado censurada.
Ha habido varias oleadas de conquista y repoblación de la zona correspondiente al Reino de Murcia por parte de los catalanes y valencianos. Analizamos el proceso.
En el Tratado de Caçola, del año 1178, convenido entre Alfonso El Batallador de Cataluña-Aragón y Alfonso VIII de Castilla-León, se acordó que en el proceso de conquista de Al-Andalus, el reino musulmán de Murcia sería incorporado totalmente a la corona castellano-leonesa. Además, se asignó a la conquista de los reyes de la corona catalano-aragonesa las villas de Xàtiva, Dénia y el puerto de Biar, que eran el límite de las conquistas castellanas.
Es por esta muestra continuada de extrema debilidad militar por parte de la Castilla de Alfonso X el Sabio que, después de la revuelta sarracena, y hasta el año 1272, el territorio, en la práctica, fue repartido y colonizado por gente venida principalmente de los reinos de la corona catalano-aragonesa. Es decir, a pesar de que Jaime I devolverá Murcia a Castilla, respetando el Tratado de Almirra, lo hará con el reino ya repoblado principalmente de catalanes y valencianos. Y Castilla deberá aceptarlo porque no tenía músculo para repoblar el Reino de Murcia, ni siquiera para controlarlo.
"E porque non podía haver gentes de la su tierra que los poblasen, vinieron y e poblaron muchos catalanes de los que eran venidos a poblar en el reino de Valencia."
Así, se inicia la operación y la ciudad de Alicante fue conquistada en abril de 1296 por los catalanes por segunda vez. Jaime II tomó posteriormente Guardamar con el apoyo de su flota, prosiguiendo hacia Orihuela y, finalmente, Murcia, que capitularon, al igual que el resto de la huerta murciana. La conquista se vio facilitada por una proporción importante de población que se había asentado previamente, de origen catalano-aragonés, aunque debió tener cierta oposición de las guarniciones castellanas de los castillos y del obispo de Cartagena.
También Fernando IV de Castilla recoge, en su crónica, pocos años después de Muntaner, la catalanidad de los habitantes de aquellas tierras:
«[Jaime II entró en el Reino de Murcia] y por consejo de los de la tierra, que eran catalanes, diérosenle todas las villas y castillos.
El Reino de Murcia tuvo un papel clave en la posterior conquista del Reino de Granada a los sarracenos por parte de Fernando el Católico, rey de la corona catalano-aragonesa. Una vez conquistada Granada, muchos murcianos catalano-hablantes y valencianos repoblaron estas tierras granadinas, antiguamente sarracenas.
· Tierra de Campos i Los Serranos, dos países medievales peninsulares olvidados
· Los castellanos podrían provenir de tierras actualmente catalanas, según Peter Heylin
La primera representación que existe de la bandera atribuida al Reino de Murcia procede del mapa del cartógrafo mallorquín Angelí Dolcet, fechado en agosto de 1339. Dolcet es autor de las más antiguas cartas portulanas de la llamada "Escuela Mallorquina". Y esta carta, concretamente, es la primera conocida de las creadas en Mallorca. Además, es la primera en la que figura una bandera en la zona de Murcia. En las siguientes imágenes se puede ver el detalle de la bandera en cuestión, rodeada en color amarillo.
Rodeada en amarillo, la primera imagen de la bandera del Reino de Murcia, en el mapa del cartógrafo mallorquín Angelí Dolcet, fechado en agosto de 1339.
La bandera, os reproducimos en tamaño grande a continuación (imagen inferior), sería el primer emblema del reino murciano. Sin lugar a dudas, es la señal real de la Corona Catalano-Aragonesa. Si nos fijamos, en el mismo mapa del Angelí Dolcet, un poco más arriba, se encuentra la misma enseña situada en la zona del Reino de Valencia, y un poco más arriba, en la zona del Principado de Cataluña.
Primera bandera el Reino de Murcia, vigente hasta 1281.
Sabemos que el rey Jaime I El Conquistador, con sus tropas catalano-aragonesas, comandadas por el infante Pedro (el futuro rey Pedro III el Grande) y el propio monarca, conquistaron la ciudad de Murcia el 2 febrero de 1266, en nombre del rey de Castilla, Alfonso X, su yerno. De esta manera, Jaime I devolvió la soberanía del territorio a Castilla, respetando el Tratado de Almizra. Ahora bien, no se sabe quién crea realmente el Reino de Murcia, si Alfonso o Jaime. Si nos basamos en la bandera, parece que fue el rey de la corona catalano-aragonesa.
Evolución posterior de la bandera del Reino de Murcia
A partir de aquí, nos dicen que la bandera cambia cuando el rey Alfonso X recupera el reino de manos de Jaime I, a partir del año 1281, e incorpora las cinco primeras coronas en el estandarte (imagen inferior), que ahora pasa a tener un fondo rojo. Sin embargo, esto no puede ser cierto, debido a que el cartógrafo Angelí Dolcet la incluyó en su mapa elaborado en 1339. Esto significa que en el siglo XIV todavía se consideraba que la bandera del Reino de Murcia era la bandera de dos fajas rojas sobre fondo amarillo. Por tanto, el relato que nos ofrecen los académicos no concuerda con los documentos históricos, una vez más.
En todo caso, desde el momento en que se produjo el cambio, que no sabemos a ciencia cierta cuándo fué, pero que seguro debia ser más allá del año 1339, la bandera cambia a fondo rojo e irá acumulando coronas.
Las cinco primeras dicen que le vienen otorgadas por el rey de Castilla, como un premio a su fidelidad durante la rebelión de su primogénito, Sancho IV de Castilla, llamado el Bravo. Pero, otra vez, los documentos no encajan con los postulados de los académicos. La rebelión de Sancho IV de Castilla se produce en el siglo XIII y ya hemos visto que la bandera aparece en un mapa del siglo XIV. Por lo tanto, algo falla en el razonamiento de los "expertos" de las universidades borbónicas.
La sexta corona, nos dice la historiografía oficialista, la añade Pedro I de Castilla y León, llamado El Cruel, en 1361, por el supuesto apoyo que el Reino de Murcia le había ofrecido en su lucha contra la Corona catalano-aragonesa. Nos estamos refiriendo a la Guerra de los Dos Pedros, entre Pedro el Ceremonioso y Pedro el Cruel.
Y poco después, nos dicen, ese mismo monarca decide volver a modificar la bandera, introduciendo ahora diez leones y diez castillos, para reforzar así la idea de dominio del reino por parte de la Corona castellano-leonesa. Luego veremos que, debido al penoso papel que hizo la Corona castellana en la conquista del Reino de Murcia contra los sarracenos, tenían muchos motivos para intentar reforzar la imagen castellana entre su pueblo modificando los símbolos.
Primera conquista catalano-aragonesa del Reino de Murcia: Jaime I El Conquistador
Posteriormente, con el Tratado de Alcaraz, firmado en 1243 por Alfonso de Castilla, como infante heredero de Castilla, con varios señores del desunido emirato murciano, se reconocía el protectorado castellano sobre el emirato. A la práctica, significó su incorporación a la Corona de Castilla como Reino de Murcia. Sin embargo, este proceso de incorporación fue largo y cambiante. Se inició en 1243 y terminó en 1266.
Con el acuerdo de Alcaraz, Castilla conseguía una salida al Mar Mediterráneo. Éste fue un buen negocio. Según historiadores como Torres Fontes, la mitad de las rentas del Reino de Castilla provenían de ese acceso al mar. Además, poco a poco, el rey Alfonso de Castilla trató de repoblar el reino con la mayor cantidad de cristianos posible. Lorca, Cartagena y Mula fueron conquistadas entre los años 1244 y 1245.
Celebración en recuerdo del Tratado de Almirra o Mirra, en la villa de El Camp de Mirra, País Valenciano, donde se firmó.
En el Tratado de Almirra o de Mirra, de 1244, se estipularon de nuevo los límites del Reino de Valencia. Fue firmado por Jaime I el Conquistador, por parte de la corona catalano-aragonesa, y su yerno, el infante Alfonso de Castilla (más tarde, Alfonso X el Sabio), por parte de la Corona castellano-leonesa. El acuerdo tuvo lugar en Almirra (hoy llamada El Camp de Mirra, en el Pais Valenciano). En el pacto se detallaba que las tierras al sur de la línea Busot – Biar – La Villa Joyosa quedaban reservadas para Castilla.
No obstante, hacia el año 1257, el descontento de la población musulmana del Reino de Murcia iba creciendo, hasta el extremo de hacer llegar al Papa de Roma su malestar por lo que consideraban una falta de cumplimiento del Tratado de Almirra por parte de los castellanos, además de señalar la progesiva intolerancia cristiana frente a sus costumbres y tradiciones.
La nula intercesión del Papa empeoró la situación. Así, en 1264 los mudéjares murcianos inician una revuelta contra la Corona de Castilla. La revuelta fue sofocada en 1266, pero con ayuda del ejército catalán del rey Jaime I, con tropas comandadas por el infante Pedro (el futuro Pedro III el Grande). De hecho, el propio monarca conquistó la ciudad de Murcia a los sarracenos, el 2 febrero de 1266, aunque lo hizo en nombre del rey de Castilla.
En otras palabras, la Corona castiellano-leonesa no podía controlar militarmente el reino que le daba mayores beneficios económicos; el Reino de Murcia. La situación de los ejercitos castellano-leoneses era muy precaria. Y la conquista fué una operación del ejército del rey de los catalanes y valencianos, que avanzaba decididamente hacia el sur.
Llegados a este punto, tanto Ramon Muntaner como Alfonso X el Sabio recogen en sus crónicas estos hechos:
"E com lo dit senyor rey hach la ciutat de Murcia poblada e los altres llochs, ell lliura tota la sua part al rey de Castella son gendre[…] Empero ab aquesta conuinença lliura lo dit senyor rey en Iacme Darago la sua part del regne de Murcia a son gendre lo rey don Alfonso de Castella."
"E com lo dit senyor rey hach la ciutat de Murcia poblada e los altres llochs, ell lliura tota la sua part al rey de Castella son gendre[…] Empero ab aquesta conuinença lliura lo dit senyor rey en Iacme Darago la sua part del regne de Murcia a son gendre lo rey don Alfonso de Castella."
[Traducción: Y cuando el dicho señor rey tuvo la ciudad de Murcia poblada y los otros lugares, libró toda su parte al dey de Castilla, su cuñado. (...) Pero con este acuerdo libra dicho señor rey Jaime de Aragón su parte del reino de Murcia a su cuñado, el rei don Alfonso de Castilla.]
Ramon Muntaner, Crònica (1325-1328), cap. XVI.
"E porque non podía haver gentes de la su tierra que los poblasen, vinieron y e poblaron muchos catalanes de los que eran venidos a poblar en el reino de Valencia."
Alfonso X de Castilla, Crónica general e grand estoria (1270), cap. XVI.
Mientras el Reino de Murcia estuvo en manos de los catalanes se dividió la villa de Murcia en dos partes: una cristiana y otra musulmana. Sin embargo, esta partición dejó de tener efecto en la medida en que se producía la devolución de la soberanía a la corona castellana, que optó por establecer allí su Orden militar de Santiago, para tratar de evitar las rebeliones internas, contener a los piratas de la costa y controlar la conflictividad de la frontera con el Emirato de Gharna. Sin embargo, no se conseguirá este propósito. De hecho, la Orden de Santiago quedará absolutamente destruida por los sarracenos de Granada y deberá rehacerse la orden con los restos de la también dañada Orden de la Estrella, en 1280, a su vez destruida en Algeciras. Esta última era la única orden naval que tenía Castilla, que desaparecerá ese mismo año.
Castillo de Lorca, en el Reino de Múrcia.
Segunda conquista catalano-aragonesa del Reino de Murcia: Jaime II El Justo
Ante el fracaso militar castellano en Murcia y el absoluto descontrol de la situación, con un ejército castellano completamente diezmado, el rey Jaime II El Justo decide reiniciar la conquista catalano-aragonesa del Reino de Murcia, en el año 1296, aprovechando el ofrecimiento que le hace Fernando de la Cerda a cambio de su apoyo contra el infante heredero al trono, Fernando IV de Castilla.
La segunda etapa de la segunda campaña de conquista del Reino de Murcia tuvo lugar en 1298, esta vez ocupando Alhama de Murcia, y haciendo capitular a Lorca, el 21 de diciembre de 1300. Una vez consolidada la toma se posesión de los nuevos territorios, el rey catalano-aragonés accedió a firmar la Sentencia Arbitral de Torrelles (en la actual villa de Torrellas, Teruel) con la Corona castellana, en 1304. Allí se sentenció la partición del Reino de Murcia, delimitando el río Segura como frontera entre la corona de Aragón y el reino de Castilla.
Este acuerdo significó la paz entre ambos reyes y, pese a que Jaime II renunció al título de Rey de Murcia, este alcanzó las tierras situadas en el norte del río, exceptuando la capital del reino (Murcia) y Molina de Segura. Las nuevas tierras anexionadas al Reino de Valencia eran las villas de Alicante, Elche, Guardamar, Orihuela y todas las aldeas del valle del Vinalopó (caso de Elda y otros). Aún así, al año siguiente se modificó, por el Tratado de Elche, que cambiaba definitivamente las fronteras entre las corona castellano-aragonesa y la corona catalano-aragonesa, incorporando definitivamente a la última, en concreto al Reino de Valencia, las comarcas del Valle del Vinalopó, el Campo de Alicante y la Vega Baja.
La partición del Reino de Murcia, en la que no se tuvieron en cuenta los vínculos históricos de la región, significó que la parte norte correspondería al rey de la corona catalano-aragonesa, que procuró asimilarla inmediatamente con el resto de sus dominios, al tiempo que la parte sur del reino, incluyendo Cartagena y la propia ciudad de Murcia, quedavan anexionadas a la corona castellano-leonesa definitivamente.
En esta época llegaron miles de catalanes a repoblar el Reino de Murcia ante su vacío poblacional. La lengua catalana se mantuvo en el Reino de Murcia todavía unos doscientos años más. La prueba documental más conocida que testimonia la presencia de una comunidad lingüística catalana en tierras murcianas lo aporta el cronista Ramon Muntaner, que veinte años después del Tratado de Elche y más de sesenta años después de la entrada de Jaime I en territorio murciano, escribió:
"E com la dita ciutat [Múrcia] hach presa e poblada tota de Cathalans, e axi mateix Oriola e Elx e Guardamar e Alacant e Carthagenia e los altres llochs; si que siats certs, que tots aquells qui en la dita ciutat de Murcia o els dauant dits llochs son poblats son vers Cathalans e parlen del bell cathalanesch del mon."
En esta época llegaron miles de catalanes a repoblar el Reino de Murcia ante su vacío poblacional. La lengua catalana se mantuvo en el Reino de Murcia todavía unos doscientos años más. La prueba documental más conocida que testimonia la presencia de una comunidad lingüística catalana en tierras murcianas lo aporta el cronista Ramon Muntaner, que veinte años después del Tratado de Elche y más de sesenta años después de la entrada de Jaime I en territorio murciano, escribió:
"E com la dita ciutat [Múrcia] hach presa e poblada tota de Cathalans, e axi mateix Oriola e Elx e Guardamar e Alacant e Carthagenia e los altres llochs; si que siats certs, que tots aquells qui en la dita ciutat de Murcia o els dauant dits llochs son poblats son vers Cathalans e parlen del bell cathalanesch del mon."
[Traducción: Y cuando la dicha ciudad (de Murcia) fue presa y poblada toda de Catalanes, y así mismo Orihuela y Elche y Guardamar y Alicante y Cartagena y los otros lugares; es cierto que en todos aquellos de la dicha ciudad de Murcia, o de los lugares antes citados, son poblados por catalanes y hablan el más bello catalan del mundo.]
Ramon Muntaner, Crònica (1325-1328), cap. XVI.
«[Jaime II entró en el Reino de Murcia] y por consejo de los de la tierra, que eran catalanes, diérosenle todas las villas y castillos.
Fernando IV de Castilla, Crónica (ca. 1340)
Un artículo de Bel·lònides
Otros artículos relacionados:
· Los castellanos podrían provenir de tierras actualmente catalanas, según Peter Heylin
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada